jueves, 27 de enero de 2011

Hoy, más que nunca, orgulloso de ser sevillista

Cuando te pones a ver a tu equipo por televisión, y ves que lo dan todo en el campo, que defienden el escudo que llevan en el pecho con valentía, que se vacían para conseguir el triunfo, y a pesar de todo les roban el partido de la manera más sucia, uno se siente, ante todo, orgulloso. Y eso es lo que ha pasado hoy.

No diré que me pilla por sorpresa. No es el primer mangazo del Real Madrid, que lleva toda su historia consiguiendo cosas a base de que se las regalen, porque ellos están por encima del bien y del mal. La verdad es que me esperaba el robo, si bien no pensé que llegara a las dimensiones de lo de esta noche.

Desde luego, la imagen de este equipo de la capital de España es verdaderamente triste. Un equipo que tiene que sacar adelante un partido a base de dar leña, eliminar a los rivales lesionándolos, y por supuesto, recibiendo un regalo tras otro del trío arbitral. Debe ser triste ser madridista en estos momentos, viendo que tu equipo no hace más que destruir fútbol. Un equipo que con el reglamento en la mano debió haber terminado con 8 ó 9 jugadores, pero que terminó con 11. Nos lesionaron a Sergio Sánchez y a nuestro creador de juego, Romaric. Esto motivó tener que hacer cambios que imposibilitaron darles descanso posteriormente a Kanouté o Perotti, que evidentemente sufrieron un bajón físico considerable al final del partido.

Los jugadores del Real Madrid campaban a sus anchas. Me llamó la atención una jugada en la que Sergio Ramos sacó su codo a pasear contra la cara de Negredo. ¿Eso no era roja según el reglamento? ¿Cuántas veces has expulsado a Luis Fabiano por mucho menos que eso? Pero no. Estos señores llevan un escudo protector, que les inmuniza de las tarjetas rojas.

Y, por supuesto, el gol que todo el mundo ha visto (bueno, menos los medios de comunicación de la capital, que te justifican que el balón no ha entrado totalmente con una foto en la que se ve que sí entra completamente).



Presidente, se equivocó usted al decir que pondría vigilancia en el vestuario arbitral durante el partido. Estos señores se ponen de acuerdo antes del partido, que para eso están los teléfonos móviles.

En fin. Dos detalles más que destacaría de toda esta pantomima que hemos vivido hoy. La primera, mi admiración por la actitud de nuestro entrenador en sala de prensa. Diciendo las cosas claras pero con caballerosidad, y sin entrar donde no debe. La segunda, mi desprecio más absoluto hacia ese sinvergüenza que lanzó la botella al finalizar el partido. No merece llamarse sevillista.

De todas formas, los medios de comunicación que manipula el Real Madrid, que son muchos (incluso sevillanos), mentirán hasta la saciedad para que lo de hoy parezca otra cosa.

Es repugnante.

lunes, 24 de enero de 2011

Ni limpia, ni fija, ni da esplendor

Una de las pocas instituciones de este país a la que aún tenía enorme respeto era la Real Academia de la Lengua. Me parecía un carácter diferenciador de nuestro idioma que este grupo de personas se ocuparan de velar por el correcto uso del mismo, de que los cambios que se produjeran tuvieran sentido, y de que todo el mundo tuviese claro qué era o no correcto, algo enormemente importante al tratarse de una lengua hablada por una enorme cantidad de personas de todo el mundo.

Esto le da a nuestro idioma un carácter quizá menos práctico que otros, como el inglés, pero evidentemente hace que todo esté mucho más controlado, y para mi gusto lo envolvía de un cierto toque romántico, que me encantaba.

No obstante, algo ha debido cambiar en los últimos tiempos para que la Real Academia se dedique, con la última Ortografía que han publicado, a echar por tierra todo lo anterior. Evidentemente comento todo esto con enorme sorpresa, pero sabiéndome, por supuesto, una persona que creo que sabe hablar y escribir pero poco más. No soy experto en nada, pero las decisiones que últimamente se han tomado por parte de los miembros de la Academia parecen más que para velar por el castellano, para echarlo por tierra.



Por un lado, me da la sensación de que cierta influencia política hay en todo esto. Lo digo por lo siguiente. Las últimas leyes en materia de educación (LOGSE, LOE,...) han ido consiguiendo (y yo diría que incluso ése era el propósito, pero ahora no me voy a extender en eso) que nuestros jóvenes estudiantes no sepan ni hablar ni escribir. Cuando yo estudiaba BUP recuerdo que por tener más de dos faltas de ortografía en cualquier examen de cualquier asignatura, ya me suspendían. Hoy en día dudo mucho que ningún estudiante de Bachillerato aprobara nada con esta norma. Y veo con sorpresa que desde la Real Academia, especialmente con el tema de las tildes, empiezan a aplicar normas parecidas a las que rigen los penalties por manos dentro del área. Es decir, que si uno entiende que hay lugar a confusión, pone tilde, y si no, pues no la pone. O sea, que no hay norma, ya que todo depende de lo que uno entienda, como la intencionalidad de la mano dentro del área, que hace que la misma jugada unas veces sea penalti, y otras no. 

Así nadie falla. Nadie puede decir "esto es una falta de ortografía". Fantástico. Como nuestros jóvenes no saben escribir, en vez de exigirles, les bajamos el nivel.

Y por otra parte está la barbaridad de la Y griega. Esto sí que tiene tomate. Ahora resulta que hay que llamarla "lle". Con lo bonito que era identificar cada una de las dos "íes" de nuestro abecedario por su origen, uno griego y el otro latino. Pues todas esas connotaciones históricas a tomar por saco.



De verdad que no tengo ni idea de cuál ha sido el criterio para destrozar esta letra de esa manera. Entiendo que por optar por formas de llamar a esta letra en hispanoamérica. Yo me considero una persona enormemente abierta a la evolución, siempre y cuando esto suponga una verdadera evolución, y sirva para algo. Pero en este caso, más bien yo diría que es una involución.

Y señores académicos, tengan por seguro que por mi parte yo las seguiré llamando "i griega" e "i latina", y a mis hijos les inculcaré lo mismo. Y como me los suspendan en el colegio por esto, la vamos a tener.

He dicho.