lunes, 9 de marzo de 2009

Las cosas como son

Después de la decepción copera, donde perdimos justamente con el Ath. Bilbao simplemente por que le echaron más casta que nuestros jugadores, y porque todos,... TODOS,... toda la ciudad, afición, equipo y medios de comunicación hicieron una piña como no se hizo aquí (y lo destaco de manera especial por lo medios de comunicación); bueno, pues como digo, después de aquel partido tocaba jugar en liga contra el Almería, para mantener nuestras aspiraciones en el objetivo número 1 de esta temporada: obtener billete para la Liga de Campeones.

Que partido más raro de explicar, porque,... vamos a ver... si hay que ser sinceros, el desastroso caballero que arbitró el choque yo creo que nos ayudó. Y como lo creo, y me considero una persona objetiva, pues lo digo. Nos han robado mucho esta temporada, pero en el partido de hoy yo creo que este señor nos ha ayudado.

En el primer gol, de Kanouté, yo creo que realiza el control con la mano. Y en el segundo, de Renato, Kanouté recibe el pase anterior en claro fuera de juego. O sea, que ninguno de los dos goles tendría que haber subido al marcador.


Fotografía de la página web oficial del Sevilla F.C.


Por otro lado, es verdad que nos perjudicó en otra cosa, que aparentemente influye menos en el marcador, y es en permitir las contínuas faltas, juego sucio, cortes de juego,... del Almería. Algo que no es nuevo para nosotros. Nos pasa con todos los equipos pequeños (sin ánimo de ofender a nadie) que vienen al Ramón Sánches Pizjuán. Siempre igual, el equipo que viene a destruir fútbol sale premiado por el árbitro con una "bonita permisividad". Y nunca se defiende al equipo que crea fútbol (no hablo de Madrid y Barcelona, claro. A ésos sí se les defiende... faltaría más).

Yo creo que el árbitro Rubinos Pérez simplemente es que es muy malo, y eso tiene mala solución. Pero bueno, hoy me quedo con la actitud de los jugadores, con el buen juego desplegado (aunque al final no hubíéramos ganado, el equipo ha jugado bien), con el espíritu de lucha, la cantidad de ocasiones generadas y con haber superado la pájara del miércoles pasado.

Pues nada, a seguir adelante con esta actitud hacia nuestro objetivo. Jugando como hoy seguro que no se nos escapa.

1 comentario:

jajmdpa dijo...

Tengo 43 años. Ya en los años 70 y 80 iba con mi padre al fútbol. Desde entonces y hasta fechas muy recientes, el objetivo del Sevilla era mantenerse en primera (o ascender) o llegar a la UEFA como máximo hito, aún siendo conscientes de que seríamos eliminados a las primeras de cambio.

De ahí pasamos a obtener cinco títulos en dos años y a clasificarnos para la Champions el año pasado. Esto fue un cambio tan radical e imprevisto para la afición que se volcó con el equipo. Y no era para menos.

Ahora estamos en puestos de Champions en la liga, vivos en la Champions en curso y en semifinales de la Copa del Rey. ¿nos hubiéramos creído hace cinco años, sin ir más lejos, que estaríamos en una situación como ésta? ¿cómo hubiéramos celebrado llegar a una final?. Pues ya os lo digo yo, como celebramos llegar a la primera final de la UEFA o el ascenso a primera cuando jugamos la promoción con el Villarreal.

Ahora sin embargo nos hemos acomodado. Sevillistas acostumbrados de toda la vida a estar en mitad de la tabla o a aplaudir a un entrenador porque nos llevaba a jugar la UEFA, silban ahora al equipo porque no hemos jugado bien en Getafe aunque hayamos llegado a la final. El espíritu general es de derrota frente al At. de Madrid aún antes de jugar el partido.

Hoy día el fútbol es muy complejo. Todos los equipos tienen psicólogo deportivo y es evidente que a imitación de las hinchadas inglesas e italianas el público hoy día tiene la opción de hacer de un estadio una caldera (como hizo el público de Bilbao el año pasado para dejarnos fuera de la final). No sé qué proporción exacta pueden tener el entrenador, los jugadores, el árbitro o el público en una victoria, pero es indudable que el público tiene su porcentaje de responsabilidad en el resultado.

Los jugadores pueden llevarse un promedio de tres o cuatro años en un equipo, un entrenador puede que menos, un presidente puede llegar a tener una media de diez años y un aficionado de setenta siguiendo a un club. Pero todo eso pasa, jugadores, entrenador, presidente e incluso afición. ¿Cuántos aficionados quedan que recuerden al Sevilla como campeón de liga?. Todas las personas son pasajeras, y solamente el club y los títulos obtenidos permanecen.

Casi ningún sevillista se acordará actualmente de quién era entrenador, presidente o cuál era la plantilla cuando se ganó la única copa de la liga que tenemos, pero sin embargo tenemos un título de liga y eso sí lo sabemos todos los sevillistas y estamos orgullosos de ello.

Si mis razonamientos no han sido erróneos, lo importante es conseguir títulos que podamos dejarle como legado a los futuros sevillistas. No importa quién sea el entrenador, los jugadores o el presidente, lo importante es el título. Lamentablemente no todos podemos bajar al campo y sudar la camiseta con toda la furia y la fuerza con la que vivimos una final con el amor que tenemos por nuestros colores, pero sí podemos apoyar al equipo como nunca. Sí podemos hacer del estadio donde se juegue la final una caldera. Sí podemos responder, en un momento histórico, como es una final de Copa del Rey, como una afición volcada en la victoria, haciéndonos responsable de ese porcentaje, mayor o menor, que el público pueda tener en el resultado y olvidándonos de rencillas cainitas que son pasajeras y de actitudes victimistas, ¡cuánto más fácil es para muchos de nosotros quejarnos en vez de animar!, pero ¿quién se acuerda hoy día de las polémicas que debió haber sobre el entrenador o algunos de los jugadores que ganaron para el Sevilla una Copa de la Liga?.

Julián Muñoz de Priego Alvear.