lunes, 29 de marzo de 2010

Y ahora, ¿que?

Bueno, ya está el Sevilla F.C. sin Manolo Jiménez. Primer partido sin él, y primer ridículo. ¿Y ahora qué hacemos? ¿A quién echamos? Ya comenté tras el partido del Xerez que no tenía claro si era o no acertado que Jiménez continuara, por el momento anímico del equipo. Y sigo con esa duda. No sé que hubiera sido mejor. Pero todos esos "sevillistas" que se han tirado desde el primer partido de Manolo Jiménez criticándolo, machacándolo y persiguiéndolo, ¿qué es lo que proponen ahora? Supongo que lo de ayer en Villarreal es el fútbol espectáculo que tanto demandaban. Desde luego fue todo un espectáculo ver a ese equipo arrastrarse por el campo.

No tengo absolutamente nada contra Antonio Álvarez. Creo que es un buen sevillista, tanto como Manolo Jiménez, y creo que va a dar su vida por este equipo, tanto como hizo Manolo Jiménez. Y además, es el entrenador del Sevilla F.C. y le deseo lo mejor, porque se lo deseo a mi equipo.

Si acaso, sí tengo que reporcharle sus aires de superioridad y su falta de modestia, menospreciando al técnico anterior, cuando dijo que quería devolverle al equipo el sello de Juande. ¿El sello de Juande?

Vamos a ver si nos enteramos. Evidentemente cada entrenador tiene un estilo y una forma de ver el fútbol. Pero en esencia, todos sabemos que el equipo marca mucho, mucho más que el entrenador. Sobre todo en plantillas de un cierto nivel. Precisamente donde se nota el buen entrenador desde el punto de vista táctico es en equipos modestos, y en los buenos equipos es donde se destapa el entrenador más "psicólogo", porque los jugadores ya son lo suficientemente buenos.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que el Sevilla del traidor de la Mancha tendría un estilo, mezcla de lo que planteaba el entrenador y de los jugadores que había en el campo, y el de Jiménez otro. Y con Jiménez, por ejemplo a principios de esta temporada, creo que hicimos partidos de un virtuosismo alto, y con Juande, más de una vez y de dos, hicimos el ridículo de manera vergonzosa, y ahora resulta que crucificamos a Jiménez y ponemos en los altares a un señor que nos dio una buena patada en el trasero, y que después de eso ha sido cesado en tres equipos (bueno, cesado en dos y no renovado en uno, para los puristas). Eso a lo mejor significa algo, ¿no? Porque, si era tan magnífico... ¿por que lo cesan?

Al final, el juego del equipo es una mezcla de muchas cosas. Y Jiménez se ha equivocado, seguro, muchas veces. Y ha acertado también muchas. Y lo que a conseguido con este equipo ha sido mucho. Pero supongo que lo que Jesús Alvarado predijo hace tiempo se está cumpliendo, y nos estamos "mestallizando", y terminaremos al final como el Valencia, que por exigir la afición más de lo que se puede terminará vendiendo a sus estrellas, arruinado (bueno, arruinado ya lo está) y veremos cuanto tarda en caer de los puestos altos de la tabla.

Por favor, no perdamos nuestra modestia, porque desde ahí hemos cimentado nuestros éxitos.

Con todo esto,... suerte, Antonio (Álvarez).

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