miércoles, 9 de febrero de 2011

50 picogramos

Acabo de ver la entrevista que Pedro J. Ramírez ha hecho a Alberto Contador en VEO7, referente a su posible caso de dopaje.


La sentencia definitiva de este caso puede ser cualquier cosa. Si en nuestro país, la justicia casi que roza lo aleatorio y cualquier cosa puede pasar en un juicio (cantidad de sentencias absurdas lo demuestran), en lo que respecta a la justicia deportiva es aún peor.

Pues esta justicia deportiva es la que tiene que determinar si Alberto Contador es culpable o inocente. Al ciclista le encontraron 50 picogramos (pg = 0,000000000001 g = 10-12 g) de clembuterol en una muestra de orina. La entrevista de hoy me ha ayudado para clarificar muchas cosas.


En primer lugar, hay algunas cosas que no admiten discusión. Por ejemplo, 50 veces la billonésima parte de un gramo de clembuterol no afecta para nada al rendimiento deportivo de un ciclista. Eso lo dicen los científicos, no lo digo yo. Es decir, que si Alberto Contador se dopó con esa cantidad de sustancia, además de un tramposo sería un imbécil, porque no iba a conseguir nada. 


Por otro lado, él alega que comió una carne que probablemente tenía restos de clembuterol.


El clembuterol es una sustancia que se ha estado usando para engordar el ganado, pero que puede tener efectos perjudiciales en la salud de quien coma esa carne engordada con ese producto químico. Por eso está prohibida desde hace años esa práctica en nuestro país. Pero todo el mundo sospecha que sigue habiendo ganaderos que lo siguen usando clandestinamente. Por lo tanto, la versión del ciclista tiene lógica, pero es difícil encontrar las pruebas que la demuestren.


No obstante, lo más llamativo es que, en su propuesta, la propia Federación Española de Ciclismo descarta todas las hipótesis que pudieran conllevar una ingesta deliberada de la sustancia por parte de Alberto Contador para obtener un beneficio (entre otras cosas porque, como he comentado antes, no habría obtenido ningún beneficio). Y sin embargo, después de descartarlas, propone un año de sanción y, evidentemente, la retirada del título de Campeón del Tour 2010. Algo absolutamente incomprensible.


Yo, desde mi punto de vista, no tengo ni idea de si Alberto Contador se ha dopado o no. No lo sé. No pondría la mano en el fuego por él, si bien debo reconocer tras escucharlo esta noche que me decanto más bien por su inocencia. Pero desde luego, lo que es evidente es que, se hubiera dopado o no, no existe ninguna prueba de demuestre que sí lo ha hecho, y por lo tanto sería un total despropósito condenarlo por algo que no se puede demostrar. Eso está claro.






Pero bueno, como tenemos otros casos de deportistas a los que, sin pruebas, se les ha condenado injustamente (se me viene a la mente un tal David Meca, o el también ciclista Alejandro Valverde), pues cualquier cosa puede pasar con esta (in)Justicia Deportiva que existe actualmente.


Es más, no quiero pensar mal, pero la realidad es que la lucha contra el dopaje ha adquirido tal calibre y mueve tanto dinero y tantos medios que, en un caso extremo en que todo estuviera corrupto, sería un arma ideal para quitar del panorama deportivo a tal o cual deportista y favorecer a otros. Pero bueno, eso solo es una reflexión descabellada. ¿O no?

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