domingo, 19 de febrero de 2012

2-0 ¿Qué ha cambiado?

Pues nada. No ha cambiado absolutamente nada en este Sevilla F.C. Nada de nada.

Me atrevo a escribir sobre el partido que acaba de finalizar reconociendo que no vi el primer tiempo. Ni me apetecía, ni me atraía, y además estuve viendo el final del partido que le robaron al Banca Cívica en las semifinales de la Copa del Rey de baloncesto, frente a (¡Oh, sorpresa!) el Real Madrid. Un partido intensísimo donde la prensa madrileña dirá que decidió un tal Mirotic, pero en el que la diferencia la pusieron los colegiados. Pues el final de este partido coincidió con el principio del Sevilla-Osasuna, y sinceramente, después de tantas decepciones preferí ver el baloncesto.

Eso sí. Al finalizar el partido de Banca Cívica eché un vistazo al resumen del partido del Sevilla por internet y pude comprobrar (¡oh, sorpresa! de nuevo) que el Sevilla iba ganando pero había perdonado lo imperdonable al rival.

Y como el partido lo daban en abierto y yo estaba en casa, y tenía que cenar, pues me decidí (sin que sirva de precedente) a ver la segunda parte del encuentro. Y me encontré, de nuevo con sorpresa, a un equipo que por deméritos propios metió en el partido a un Osasuna que estaba fuera. Me encontré a un Sevilla nervioso, con muchas pérdidas de balón, con enorme inseguridad atrás,... Creo que todo esto suena, ¿no?

Era la sensación constante de que en cualquier momento nos empatarían el partido. Como ha pasado ya, por desgracia, tanta veces en esta temporada en nuestro estadio.

Y así habría ocurrido de no ser por San Palop, que hoy estuvo pletórico, especialmente con una parada a 15 minutos del final de esas de nota alta, como en sus buenos tiempos. Si no llega a ser por el portero sevillista Osasuna habría empatado y posiblemente ganado el partido. Pero tuvimos la fortuna de cara. Esta vez.

La sentencia en el último minuto no aporta nada. Si acaso puede llevar a equívoco, porque el Sevilla, una vez más, lo pasó realmente mal por deméritos propios.

No ha cambiado nada. Seguimos igual, sólo que con dos diferencias. La primera, que estamos tres puntitos más lejos del descenso (tres puntitos más cerca de los 43 que, teóricamente, marcan la salvación). La segunda, que el equipo juega igual de mal pero con un entrenador peor que el que teníamos antes.

No hay comentarios: